En el cuenco de tu mano, agua clara
transparencia desandando infiernos
cerrar los ojos beber el olor a pinos
tu amor celeste, me descubrió
y me dejó desnuda frente al espejo
más allá de risas macabras
brujas y bosques a destiempo
devoré al ogro
y supe
que estaba digerido hace tiempo
epifanía
asombro ante la luz
y su reflejo
la palabra
y su anverso
la izquierda y la derecha
el arriba y el abajo
cajones abiertos
ordenándose de prisa
hijos de un prodigio sin misterio
la vida es un extraño sueño
y despertar es a veces necesario
y hasta bueno.
silvia martínez coronel
D.R.
No hay comentarios:
Publicar un comentario