Nadie me dijo que no vendría
nadie
me quedé sola esperando
sentada en el medio de la tarde
sola
y no llegó
me levanté de un grito mudo
tomé de un tirón mi muñeca que no me miraba
y emprendí el viaje
nadé océanos de frío
ahogándome a menudo
caminé desiertos de llanto
rasgándose mi piel
volé cielos en crepúsculo
extrañándome
porque en aquella hora
aquel día roto
aquella tarde diestra
en que supuestamente debía llegar
en que mi muñeca y yo
sabíamos que vendría
porque tenía que venir
no vino
no me tomó de la mano
no me alzó en sus brazos
no me cubrió con sus besos
no
y yo desde ese día
aquella sombra
aquella siesta maldita
aquel punto muerto en mi memoria
supe
idefectiblemente
inexorablemente
despiadadamente
que yo era
nadie.
silvia martínez coronel__derechos registrados
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