Vuelve la calle a poblarse de pájaros
sé que va que haber que protegerlos de las hondas
tirachinas, o como se llamen, en distintas culturas
las armas para matar ilusiones
y a los seres humanos niños...
ya creciditos
para andar por el mundo
derribando sueños
pero, tenemos una estupidez congénita
que parece hacernos incapaces de cuidar
aquello que consideramos valioso
incluso más, de lo que consideramos fútil
Sé que esto no parece un poema
y quizá no lo sea
o capaz sí
nos preocupamos tanto por si lo adecuado
es en definitiva lo adecuado
que nos olvidamos que la única cosa adecuada
es no dejar pasar la vida sin haberla vivido
a veces me canso de la torpeza propia y la ajena...
de cómo no somos capaces de construir un mundo
digno para todos
sin hambre
sin guerra
con amor...
sin egoísmo
sin seres humanos...
en fin
sé que todo no se puede
el problema radica en cuando no se puede algo
aunque parezca mentira: algo, sólo algo
yo quisiera que esta vez los pájaros no se me murieran
pero sé que no tengo garantías de ello
ni ahora ni nunca
aunque luego de éstos
me nacieran nuevos pájaros
en fin...la vida es algo que fatiga
o nosotros nos fatigamos de vivirla
de no saber vivirla
de pasar de una estación a otra
buscando un tren
que seguro pasa a la vuelta
de nuestra casa...
el amor...
esa palabra tan usada
tan mal usada, tantas veces...
tan desgastada
que hasta se usa en el supermercado
por si uno quiere más papas
-algo más, mi amor?
y uno se queda perplejo
mirando los nuevos pájaros que le han nacido
haciendo fuerza para que esta vez no se nos mueran
pero sabe
en el fondo, y en el frente
que no basta con hacer fuerza
que además hay que hacer algo
ese algo que nos cuesta tanto aprender:
cómo no se mata
cómo no se deja morir
cómo salvarnos de la soledad
de nosotros mismos...
del silencio
del ruido
de los miedos
de los kamikaces
Miro por la ventana
pasan niños
y ancianos
y toda la vida entre ellos
no sé si admirar al niño por ser niño
o al anciano por ser anciano
o a niguno de los dos...
me miro al espejo
esta vez los cuidaré
me digo
y por un rato me lo creo
mientras los pájaros siguen revoloteando
a la vuelta de mi cabeza
y yo me embriago de sueños
y de ternura.
silvia martínez coronel
derechos registrados
No hay comentarios:
Publicar un comentario