Vejada por el amado puño
que no quiso ser herida
y fue llaga
que no supo ser caricia
y latigó la piel amada
con dolor
ahogada la gloria de los minutos pasados
escondo mi rostro de mi propia sangre
intento no sentir el huracán que me lleva
y me aferro al suelo que me traga
no quise
no fue mi intención
te lo juro
perdóname
no volverá a suceder,
ya es oído
como quién oye llover
y aunque el alma se haya vuelto un desierto
la lluvia es conocida
y van las frases a la bolsa negra a hacerle compañía
a las otras frases gemelas que la esperan
con una mueca por sonrisa
caigo en el propio suelo de la desesperanza
mientras siento en mi estómago
el latido del llanto
de los amados ojos
cierro los míos
no quiero pensar
quiero irme lejos
y quedarme en el mismo lugar
miro su rostro desencajado
sus puños aún cerrados
y me acerco
entono una canción de cuna
mojada por mi lamento solitario
entonces
tomo la amada cabeza
y la acomodo en mi regazo.
silvia martínez coronel
D.R.
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