mirándome en tu mirada
plena de tu emoción hasta las lágrimas
de tu boca salían aquellas palabras tan oídas
bella, única entre las únicas, hembra exquisita…
pero en ti sonaban a música jamás escuchada
valle en calma infinito ciervo
enmudecí
y desde mi mudez, era tanto lo que decía
e iba con tu siembra haciendo huertos enteros
mientras bebías de mi océano
y yo bebía del tuyo,
regamos, y pronto ya crecían las espigas
y amasamos el pan
sin necesidad de cocina
y recorrimos el paraíso entero
con Eva sin Adán, con su lucidez intrépida
mujer buscadora de conocimiento, venciendo el miedo
al padre, al saber, al infinito
todo está sobre la mesa, tu riqueza que como los panes se multiplica
mi agua mutada en vino
por el arte de ser tanto, cuando me miras
y recorro tus calles
tu cielo
hundo mis manos en tu tierra
nado bajo el agua
te respiro
y siento que la vida es una sorpresa inteligente
que me enmudeció de amor
para poblar mis rincones, de tu poesía.
silvia martínez coronel
(derechos registrados)
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