ruiseñor de tantas perlas
desparramadas en el hueco de mi llanto
convocas mi alegría y al irte
me cambias el corazón por una espada
que me atraviesa el alma en dos reveses
en una esquina rota de la madrugada
Cano, me acuerdo cuando eras César
y yo aún no sabia
el ejército de eclipses que habían en tu alma
luego al verte
le sumaste luz a los templarios del cáliz de mi sangre
y la muerte fue menos muerte
y la vida fue más vida
en tropeles seguía los dibujos que plantabas en el aire
para que bebiéramos de tu oxígeno compañero
de tu esencia de pájaro sin jaula…
no hay ya manera de que deje de nombrarte
todas tus letras son mías
y las palpo con mis dedos sin imagen
toda la bondad que emana de tus poros
nos cubre, y vuelve ángeles
no te equivoques
no quiero retenerte
creo que es bueno, irse a veces
sólo quiero que sepas de tus huellas
de las plantas que sembraste
del amor que generas
sólo con percibirte desde el alma
sólo con saber de que, estás hecho
de abrazo, de brújula, y de agua clara.
silvia martínez coronel (aurora boreal)
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