El día me cayó con su sol en perpendicular
hace gala a su espacio bisiesto
vino de estrellas y se escondió a dormir la siesta de sí mismo
languidecen mis brazos, como un ciego cierro las cortinas
la luz es clavos en mis ojos
por la calle hay árboles que se van
dejan un reguero de hojas y de silencio
mi pecho sabe de cansancios más allá del cansancio
que no llevan tu nombre, ni el mío, ni el de nadie
cansancios vacíos
tiempo blanco
hastío de ver cielo y baldosas e ilusiones que caminan con los árboles hacia ninguna parte
tu amor es un niño con un globo
y soy un veterano de guerra que teme a los aviones
mi existencia es un pasadizo sin cuadros lleno de mariposas negras
que buscan los pliegues de las cortinas que no tengo
para anidar renglones a los que le crecerán palabras
nací despierta de ojos abiertos
en un mundo de gente que duerme mientras grita
nadie me debe favores
ni yo misma me debo favor
en todo caso, me debo el café número 21 de esta mañana
mi esternón pide socorro unido a la pared de mis costillas
no quiero hablar con nadie
que hablen los muertos, y me cuenten sus historias
siempre, o casi siempre, delante de mis pies se abre un pozo sin fondo
siempre doy un paso adelante
un día me llevará el viento y me hamacará en el hueco de su costado
y eso habrá sido todo
eso espero
no quiero puertas que se abran a ningún lado
denme una muerte quieta
un no pensar en nada
un estarme no siendo
un ser con la tierra sin ser alimento
un cierre de círculo para este cuerpo inerte
para esta alma que nunca supo cuál era su casa
hoy temprano estaba en la playa
no sé cómo llegué a este puerto en la noche
estoy en algún viejo barco
al que se le han gastado las amarras, ya no atan
no sé adónde voy
cerraré los ojos
me arroparé
y seré una mujer que duerme dentro de un árbol
al que le quitaron el corazón y las raíces
y lo dejaron bogando sin anclas
ya no tendrá hijos verdes
pero me tendrá a mí y yo a él
y al llegar la primavera seremos uno con el agua y las entrañas del viento
él me dará de comer su madera y yo mi piel y mis huesos
para el verano seremos polvo y volveremos a la tierra
que nos entregó a la vida sin mirarnos.
silvia martínez coronel
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