y no dejo de buscar el madero que me salve
del naufragio
y no dejo de ensayar el salto que me lleve
a la otra orilla
y no dejo de hacer fuerza para
tener fuerza
y todavía ganas
y todavía amor
y todavía
esperanza
aunque sé que la vida se ha tragado mis armas
ya hace rato
y en su lugar ha dejado
al descuido
este papel marchito
insobornable
donde escribo este poema
que no es mío
como nada
que es de nadie.
silvia martínez coronel
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