Y yo que creí que del amor sabía todas las artes
y resulta que no había ido ni a la primera clase
Cuando bebí en tus ojos infinitos
Cuando escuché la melodía de tu voz asombrada
de las palabras que en ella danzaban
del alma que latía detrás de los fonemas
y abrí mis compuertas, bajé mis puentes levadizos
maté sin mirarlos a los dragones que custodiaban mis tesoros
y supe que era para ti cuanto había celosamente guardado
amarte fue consecuencia necesaria
me quedé callada
yo que siempre he hablado tanto
me quedé disfrutando mi corazón galopando hacia tus venas
y supe que eras mi puerto en esa hora
y planté bandera en el valle-ciervo donde anduvo tu belleza
En tu alma me quedo
hablándote al oído
y en tu cuerpo
donde siembras y siembro
amor mío
cauce de mi mar
mar que me alimenta
agua salada
que aviva mi sed
y me lleva en volandas
hacia tus aguas.
silvia martínez coronel
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