Soy pequeña, quepo en una cáscara de arroz
no me veo
me duelen los clavos de mi cruz…
Ay!,precio impagable, éste de ser Yo
arrastro mis cadenas
sufro los latigazos de mi propia mano
extraño el amanecer que me oculto
el agua que me privo
a ti
tengo tanta sed
si fuera capaz de acercarme una gota…
de ahorrarme una piedra
de perdonarme un pecado
de acariciarme cuerpo y alma
si fuera…
pero
me veo tan pequeña
tan pequeña
tan
que siento que en mi grito cabe mi sangre entera
y no puedo darlo
y se me ahoga
y me quema
me duermo abrazada a mis cadenas
he tirado la llave, ya hace mucho
el suelo se aleja, cada vez más de mis pies
el cielo se está volviendo un espejismo
voy hasta el borde de mi cama
recojo las migajas de mi misma
nadie ha venido
yo soy nadie
nadie vendrá
lloro mi suerte de espaldas
cavo mi fosa en la puerta
miro hacia la nada
cierro los ojos
siento el dolor de tu mordida
me entrego
y lucho
pero mi serpiente es poderosa
me habla muy bajito
pero le escucho
vuelvo sobre mis pasos
y ya todo es mucho.
Silvia Martínez Coronel
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