No tendré tu calor
No tendré tu palabra
No tendré tu espejo
No tendré tu mirada
No cenaré en tu casa
No verás crecer a mi hija
No conocerás al ser que amo
No olerás conmigo la brisa
No analizaremos a Eco
No verás a quién me salvó la vida
No agitaré tu alma de amor
como aún agitas la mía
No me despedirás en el aeropuerto
No te mostraré, mi recién estrenada alegría,
ni la silla donde escribo, ni mi alma de equilibrista
No te veré morir…
No entenderé jamás por qué la vida nos robó la comunión debida
No acunaré a tus nietos
No besarás a los míos
Quizá más allá…
cuando tú seas sauce y yo río
y la estupidez humana haya perdido su sentido
nos demos al abrazo predestinado
que no nos dimos.
silvia martínez coronel
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