Se me agolpa en el pecho
un dolor antiguo y siniestro
que no se quiere callar
derrumba los escalones que he construido
con terrón de azúcar
arena, y espuma de mar…
y allá voy de nuevo
por algunas tajadas de viento
nubes de cielo azul
vapor de caldera hirviente
y me pongo a dibujar
una liana segura
que me permita llegar…
Cuando me recojo del piso,
luego de un tiempo en cruz
sobre el colchón del asfalto
contemplando la nada
voy a por agua
por tierra
y hago un trampolín
y contenta me quedo
esperando que el sol lo cueza
pero llegan vientos
la lluvia arrecia
y entre mis dedos
veo correr el barro de mi inocencia
pienso y pienso y me debato
con qué haré escalera?
el hierro es pesado para mis manos
y no soy herrera
la madera requiere clavos…
y no soy carpintera
con qué…con qué…con qué…
qué que pueda
con los golpes del ocaso
las huellas del desabrazo
las cicatrices del desbeso
los cuchillos del destierro…
entonces
es cuando descubro tus ojos
y entro
y doy un paso, doy otro
me entrego a la nueva suerte
afirmo el pie…y me elevo.
Silvia Martínez Coronel
derechos registrados.
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