Me cayeron dos lágrimas
rodaron hasta mis pies
tuve que mirar hacia abajo
mis párpados cansados se entregaron al sueño
me acuné en mis brazos
tejí mi crisálida
mi cáscara de huevo
mi ballena
quieta me quedé a esperar la mañana
de mis lágrimas me alimenté
miré a la nada
mis ojos me veían
pero no me miraba
tus ojos, encendidos de amor
temblaron
preguntaban
tomé un poco de tu fuego
para calentar mi alma
y las manos de mi niña
me sirvieron de almohada
cruza ya el mediodía
y aún no veo amanecer
pero lo crearé sin dudas
y atravesaré el túnel a pie
confiada, plena de luz
porque sé, que del otro lado
me estarás esperando tú.
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