El amor sube la escalera,
entra a las aulas
se desborda en cada uno de los rincones
la cobardía vigila, envidia, destiende desde su interior de pez sin aire
pero el amor sube la escalera
entra a las aulas
y se queda
mira a la pobre hacer su destrabajo
y hay un rictus que se desliza por las bocas
los fariseos no perdonan
desde que el mundo es mundo
la pobreza ha urdido sus estrategias de sonámbulo
pero el amor está despierto
y entra a las aulas
besa los rincones
cava señales profundas, huellas imborrables
despide a la tristeza
mientras la cobardía se derrite
en su propio barro maloliente
muerta por su propia mano
uñas filosas, pútridos dientes.
Y el amor levanta el edificio
que no puede derrumbarse
porque está hecho de sangre viva
sembrado desde la maravilla
late en los cuerpos de quienes lo amamos
y no nos aturde el deslizarse de la serpiente malnacida.
silvia Martínez coronel
derechos reservados
pero el amor sube la escalera
entra a las aulas
y se queda
mira a la pobre hacer su destrabajo
y hay un rictus que se desliza por las bocas
los fariseos no perdonan
desde que el mundo es mundo
la pobreza ha urdido sus estrategias de sonámbulo
pero el amor está despierto
y entra a las aulas
besa los rincones
cava señales profundas, huellas imborrables
despide a la tristeza
mientras la cobardía se derrite
en su propio barro maloliente
muerta por su propia mano
uñas filosas, pútridos dientes.
Y el amor levanta el edificio
que no puede derrumbarse
porque está hecho de sangre viva
sembrado desde la maravilla
late en los cuerpos de quienes lo amamos
y no nos aturde el deslizarse de la serpiente malnacida.
silvia Martínez coronel
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