Y el silencio aturdía
y no grité
y la quietud se movía
y me detuve
y la locura era la norma
y sólo miré
y el tiempo no pasaba
el reloj detenido adornaba una pared
sobre una estufa apagada
y nos quemamos todos
del incendio los huesos
de las manos muñones
del amor
ni el recuerdo
del abrazo…
de la sonrisa la mueca
y un motor que sonaba a lo lejos
y la boca seca
una mujer ventana
a un muro de hiedra
tanta miseria en la prisión sin rejas
y las llaves
las llaves,
sobre la mesa.
silvia martínez coronel
derechos reservados
y la quietud se movía
y me detuve
y la locura era la norma
y sólo miré
y el tiempo no pasaba
el reloj detenido adornaba una pared
sobre una estufa apagada
y nos quemamos todos
del incendio los huesos
de las manos muñones
del amor
ni el recuerdo
del abrazo…
de la sonrisa la mueca
y un motor que sonaba a lo lejos
y la boca seca
una mujer ventana
a un muro de hiedra
tanta miseria en la prisión sin rejas
y las llaves
las llaves,
sobre la mesa.
silvia martínez coronel
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