"están muy seguros los barcos en el puerto
pero no se hicieron para eso"
creo en la vida,
sólo me hace falta que ella crea en mí.
Todas las palabras nombran, si se las dice.
Tren azul que no fue detenido
niña aún acurrucada en el esternón ensangrentado
grito aullido no dado, no sospechado
beso sin labios lejano de bocas vivas
palabra luz oscurecida
sueño jardín donde aún los corderos son amamantados por el lobo
acera inmensa que no conoció pasos ni despasos ni mirada con los ojos del adentro
puerta ventana no tocada, callado el viento, dedos sin yemas
abrazo de jazmines ajeno y nada
mirada de lejos
mujer sin nombre
pobre sombra repetida de hastíos
semillas ardientes no plantadas
tierra abundante fértil, pero desahuciada
casa sepulcro en llamas
ladrones de risa y de sandalias
quebradores de espejos ruecas
hacedores de ilusiones fatuas aguijones sin abejas
constructores de infiernos helados
descosedores
latidos perplejos callados y encallados
trampolín hacia la tristeza entristecida
llanto de hambre, soledad, y miedo
sin puntos en la aguja
sin mar en la orilla que lave los pies llenos de brisa
alados
Ay!
detén tanta arena movediza, llena de clavos!
Versos y verbos enamorados!
Trinos, pájaros, dulces silencios
Primaveras de flores tropicales
Pasto mojado, Árboles casa
Espejos con azogue
Hogar de la imagen verdadera en espera
de caricia sabia de ojos abiertos
que vea, levante, devuelva
el día al día, la noche a la noche
la palabra
al nombre...
Silvia Martínez Coronel
Derechos Reservados
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