LA PRIMERA MUERTE

Llora
bajo la lluvia
sueño muerto en la nuca
patea el agua
el charco de la duda
repite la palabra nunca
le salpica los ojos la verdad desnuda
imagina en el pozo
una vida sin dientes
caen puñales indiferentes
mientras ella
llora
su primera muerte
.
Silvia Martínez Coronel/derechos registrados

AGUA

me entrego al canto de las serpientes aladas
fingen ser gaviotas
pero las he visto enroscarse mientras toman agua
¡ay! maravilla de líquido arcilla
pregunta en la respuesta
misterio original del verbo
matri-monio con la luna y sus fases
sangre del mes embarazo nacimiento y muerte
mujer
marea de la hembra que viene y va
sirenas/diosas y dios/
matriz de la memoria/pasaje/primer espejo-imagen-yo/
llanto de Ecco
una con el fuego
casi todo nuestro cuerpo mundo
casi todo nuestro mundo cuerpo
lluvia necesaria/terror a la sequía
lluvia de miles de mitos con tu ser vertical
por tu ausencia o tu porfía
se hacen uno con la danza
la danza por la vida
Silvia Martínez Coronel/derechos registrados

OTRA

Dibujo extrañas letras de azul
viajando por una nube tan lejos
atravieso el silencio
y en la sombra hueca
me esperan fantasmas de nombre sin letra
¿qué será de mí pronto me perdí qué será de mí?
no tengo historia, soy la que no debí
no dejo sombra mi espejo no me nombra
y mi voz se queda sin eco
detrás me quedé de la que pude ser
voy reptando este hoy que no es
ni la copia mala de lo que un día soñé
remonto una cometa rota
sin viento a favor, cobijando sola
el mañana robado
que le robé a otra
.
Silvia Martínez Coronel/derechos registrados

SIN ARENA

Nieva bajo el cielo raso
mis ojos se niegan a estar abiertos tanto sueño!
no sé si es por el frío de la tarde
o ese dolor gris del día
o el haberme mirado al espejo esta mañana
y haber encontrado a mis ojos clavados,
mirándome con ese hielo profundo de las certezas
que uno se ha dado
que hasta me he sonreído a media boca
sacudido para despojarme de tanto polvo innecesario
a media lágrima de mi sombra, sin tu sombra
dormir es buena cosa
es hacerse por un instante dueña del silencio
y encontrarle cobijo a tanto mar revuelto
ya sin arena
con sus ojos azules
tan perplejos.

Silvia Martínez Coronel/derechos registrados